jueves, 22 de enero de 2015

Anita y Pedro


Anita de 5 años y Pedro mi hermano de 3 años en nuestra casa, en Torres, a 8 km de Lujan  , provincia de Buenos Aires, a 80 km de la ciudad de Buenos Aires, en la primera foto dentro del resinto de nuestra casa y la 2º foto con las gallinas que cuidaba con esmero mi finado papá,
 ¡ Que tiempos aquellos !
¡Que lindos tiempos aquellos !




jueves, 15 de enero de 2015

El "nach" del "puchero de domingo"
Los sefarditas en Yucatán por Fernando Espejo
Hace unas cuantas semanas hablaba de "El puchero del domingo". Una
historia gozosa -y golosa- que también sugería la posibilidad de que este
guiso tuviera orígenes judíos sefarditas. ¿Cómo se "convirtió" de la
comida tradicional del Sabath -"que en aquel día no se debía encender
fuego ni cosa ninguna más de aquello que quedase guisado el viernes
antes"...- en nuestro tradicional puchero dominical?. Habría que comenzar por el principio.
En los tiempos de Adriano, 172 d.C., el Emperador romano nacido en la
famosa Itálica -Sevilla-, fueron enviadas a la península Ibérica
cuarenta mil familias de la tribu de Judá y diez mil de la de
Benjamín...-después, como siempre, fueron llegando sus miles de parientes-. Se asentaron, igual que los fenicios, a las orillas del Mediterráneo y fueron adentrándose hasta trabar relación con los reyes visigodos del norte... En la corte de Alfonso el Sabio los judíos ocupaban un lugar destacado en el consejo del reino... pero desde ahí se les comienza a limitar: "Que non casen con mujeres cristianas, que non tengan esclavos desta religión nin posiciones con jurisdicción sobre los mesmos cristianos... que estos non deben facer vida en casa de judíos, nin las cristianas con los hebreos yacer...".
Sin embargo, ahí se quedan, generando riquezas y cultura -Maimónides-,
y se reproducen y se hacen de grandes fortunas. Algunos ocupan altos
cargos, y hasta llegó a decirse que no había familia noble que no tuviera
alguna sangre judía en sus ascendientes "de lo que no se salvaban ni
obispos, ni arzobispos, ni inquisidores". "En 1496 -dice Menéndez y
Pelayo- el Rey de Portugal don Manuel, hizo bautizar por la fuerza a cientos de judíos -ya habían sido expulsados antes de España- con el fin de que no se salieran del reino sus tesoros"... "Cuando Felipe II vinculó la corona portuguesa a la española, en 1580, emprendió una campaña para extirpar el judaísmo, y huyendo de la Inquisición buscaron el camino de las Indias...". De entonces, a finales del XVI se realiza un verdadero éxodo de judíos a la Nueva España y al Perú. Una larga lista de apellidos encabezada por los de más fuerte olor a humazo de pabilo, como aquellos Santa María, Santángel, Espíritu Santo, de la Iglesia, de la Cruz, etc... y otros muchos, igual, terminados en es y zetas, de total apariencia castiza. América se llenaba de conversos tanto de los sinceros como de los fingidos (marranos). Los sefarditas. Gente que aún guarda -en lugar visible- la llave de la casa que dejaron en la judería de Toledo, de Córdoba o de Sevilla, y a la que algún día volverán .Gente que todavía habla en sus casas -y escribe bellísimos poemas- en el español de los tiempos de la partida... -en México hay una colonia grande- a pesar de vivir siempre pendientes... como aquel ejemplar versito de Sem Tob ben Yitzac, que describe -en el siglo XIV- la inseguridad de los judíos ante una sociedad siempre hostil. "Por nacer en espino/ la rosa, yo non
siento/ que pierde, nin el buen vino/ por salir del sarmiento.../ nin vale
el azor menos/ por nacer en vil nido/ ni los exemplos buenos/ por los
decir judío..".
Bajo el cobijo de una conversión insincera seguían viviendo donde
quiera que fuese, según su ley: ... "y guardar el séptimo día, en memoria de la creación del mundo, en que Dios después de criadas todas las cosas había descansado... y vestir camisas limpias y de fiesta -como la ropa dominguera que decimos nosotros- ni comer tocino y otras cosas de puerco -los puercos eran hombres malditos de Dios-, porque el animal que rumiaba la comida se debía de comer y no el que no la rumiaba, ni pescado sin escamas, ni carne de ningún animal de pezuña hendida si no
rumiaba...", etc. Marranos, porque por salvar la vida en fingimiento echaban al puchero -la olla- toda clase de carnes: Puchero de gallina, de puerco y de res...
Todo esto lo cuento porque me ha llegado un correo de un muy estimable lector, del cual transcribo en algunos fragmentos guardándome su nombre: "El pasado domingo leí su articulo en el Diario de Yucatán sobre el puchero y su posible origen judío, y qué acierto tuvo usted en referir este origen a tan sabroso guiso. Yo desciendo de una familia sefardita que llegó hace ya muchos años a Yucatán. De hecho seguimos siendo judíos y continuamos con los rezos del Shabat, en la intimidad de la familia, y es verdad... aún recuerdo a las hermanas de mi bisabuela preparando el "tajin", "chunt" o puchero, desde la mañana del viernes, para que estuviera lista la cena del Shabat Menciona usted también que muchos conversos llegaron a Yucatán. Como le mencioné, a pesar de eso, mi familia se ganó un nombre en la sociedad yucateca. Aparentemente católicos mantuvieron muchas tradiciones y rezos... y sé de otras tantas que estaban en las mismas condiciones.. de hecho muchas más, pero no sé que fuera de éstas y si continuaron o qué pasó... Si sabe de mas personas en esta situación o que tengan ascendencia judía, le agradecería me lo hiciera saber. Gracias.
Termino con otro poema del mismo Sem Tob y se lo regalo a mi amable
amigo: "Cuando se seca la rosa/ que ya su sazón sale/ queda el agua
olorosa/ rosada que mas vale". Un abrazo.- Coyoacán, México, D.F.


La Iglesia no canoniza a Colón “porque es judío”

Dicen que ocultó su religión porque tuvo que financiar su viaje a América con el apoyo de la reina católica
(EFE).- La Iglesia católica retiró su propia propuesta de canonizar al almirante Cristóbal Colón al conocer que "era judío", dice el autor español Oscar Villar Serrano en su libro "Cristóbal Colón: el secreto mejor guardado".

Villar Serrano, doctor en Ciencias Náuticas y capitán de la Comandancia Marítima de Torrevieja, en la provincia española de Alicante, afirma que Colón mantuvo siempre un cierto anonimato sobre su personalidad "porque era judío, hecho que le permitió recibir el apoyo de los judíos" en su primer viaje a América con la promesa de "ofrecer a éstos la tierra prometida".

Villar aseguró que "el misterio" que envuelve a Colón se debe a que tuvo que ocultar su religión porque para financiar su viaje buscó el apoyo de una reina católica, si bien, "todos sus grandes apoyos" fueron judíos, desde el banquero de la Corona de Aragón Luis Santángel, hasta la propia tripulación de la carabelas, "mayoritariamente judía".

En este sentido, el autor recuerda en su libro los movimientos migratorios que se produjeron en Italia y España durante los siglos XIV y XV, debido a la persecución que sufrieron los judíos, y "es en ellos donde está el secreto de la familia de Colon".

Villar asegura en su obra que en la correspondencia que mantuvieron Colón y su hijo Fernando "hay muchas pruebas de sus creencias religiosas judías".

Las cartas estaban fechadas con números hebreos, los textos fueron escritos en un idioma "ininteligible" y las despedidas las hacían recordando una bendición judía.

Asimismo, el autor sostiene que Colón recomendaba a su hijo por carta que ante la gente se comportara como mandaba la ley canónica, "pero entre nosotros -cita a Colón textualmente- tenemos que conservar nuestras costumbres".

Villar recuerda que el hermano de Cristóbal Colón fue quemado en Valencia en 1493 por ser judío y que, curiosamente, fue la propia Iglesia la que, tras la muerte del marino, propuso canonizar al descubridor por el hecho de haber cristianizado a los indígenas de América, "pero se desestimó al darse cuenta de que era judío".

Además, el autor del libro sostiene que el navegante "sabía a dónde iba" cuando descubrió el nuevo continente, pues contaba con información sobre la ruta a realizar.

En su libro, que saldrá publicado el mes próximo, Villar explica que Colón "no fue un simple aventurero", sino un letrado, cartógrafo y científico que poseía más de veinte mil libros sobre navegación que fueron posteriormente cedidos por su hijo a los dominicos de Sevilla, donde se recogían anotaciones del propio descubridor.

También dice Villar que Colon conocía la distancia que iba a cubrir y lo que iba a tardar porque "tenía cartografía precisa". En este sentido, el autor sostiene que los mapas salieron de la escuela de Sevres (Francia).

En cuanto a la financiación del primer viaje, Villar explicó que parte del dinero que dio Santángel para Colón procedía del arrendamiento de dominio público de las salinas de Torrevieja, propiedad del banquero.

Villar relata en su obra que Colón se rodeó de importantes judíos españoles como Abraham y Jefuda Cresques, creadores del Atlas catalán, el científico italiano Paolo del Pozzo Toscaneli, el explorador florentino Nicolo di Conti y el cartógrafo y hermano del conquistador, Bartolomé Colón.

Como hecho destacado, Villar mantiene que los portugueses siempre estuvieron atentos y pendientes del primer viaje que Colón realizó a América, por lo que el descubridor apuntaba en su cuaderno de bitácora "datos erróneos para no dar a conocer la ruta certera".

Según Villar, Colón decía que había descubierto las Indias Orientales por una ruta norte "pero era falso", ya que al nuevo continente llegó por el sur evitando el Mar de los Sargazos.

"Cristóbal Colón: el secreto mejor guardado" no es una novela, sino "una obra en la que se mezcla la historia con conocimientos científicos y en la que se aportan conclusiones nuevas", dice Oscar Villar Serrrano

sábado, 3 de enero de 2015

LO ESCRIBIÓ UN PERIODISTA ESPAÑOL, CRISTIANO, EN BARCELONA..
PREMIO INTERNACIONAL DE LITERATURA
Sebastián Vivar Rodríguez (desde España)

Caminaba por la Rambla del Raval (Barcelona) y lo vi. Claro
Europa murió en Aushchwitz. Nosotros asesinamos
a 6 millones de judíos, para acabar importando 20 millones de musulmanes por lo común integristas. ¿Que no es posible generalizar? Bien, en vista de como nos han ido las cosas yo creo que sí se puede generalizar. ¿Que si hay excepciones? De acuerdo,... pero son excepciones .Para el resto, es decir, en general debe decirse que en Aushchwitz quemamos la cultura, la
inteligencia y la capacidad de crear riqueza; quemamos al pueblo del mundo, el que se auto proclama el elegido de Dios. Porque es el pueblo que ha proporcionado a la Humanidad las mayores mentes, capaces de cambiar el rumbo de la historia, (Cristo, Marx, Einstein, Freud), y grandes momentos de progreso y bienestar! Y es preciso decir también que el resultado de relajar fronteras y del relativismo cultural y de valores bajo el absurdo pretexto de la tolerancia han sido estos 20 millones de musulmanes, a menudo
analfabetos y fanáticos que Europa ha dejado entrar y que en el mejor de los supuestos están, como decía, en esta Rambla del Raval, expresión máximo del tercer mundo y del gueto, y que en el peor de los casos preparan atentados como el de Manhattan o el de Madrid, en los pisos de protección oficial que les proporcionamos día a día. Hemos cambiado a la cultura, por el fanatismo.
A la capacidad de crear riqueza, por la voluntad de destruirla. A la
inteligencia, por la superstición. Hemos cambiado el instinto de superación de los judíos, que ni en las peores condiciones imaginables no se han cansado nunca de querer un mundo mejor en paz, por la pulsión suicida de Leganés. Los diamantes como riqueza portátil para la próxima vez que deban huir, por las piedras palestinas contra cualquier intento de paz. Hemos cambiado el orgullo de sobrevivir, por la obsesión fanática por morir, y de paso matarnos a nosotros y a nuestros hijos." ¡Que error que hemos
cometido! Barcelona-España
Sebastián Vivar Rodríguez
El crimen de la guerra  Por Jack Fuchs *
No hay una fecha precisa que registre el comienzo de la guerra como acontecimiento humano, tampoco una fecha futura que le ponga término. La guerra es un acontecimiento humano, como el dolor, la memoria, la risa.
Hace unas semanas un grupo de jóvenes, de un colegio secundario católico, me pidieron una entrevista; me hicieron distintas preguntas. Me preguntaron, por ejemplo, por qué los judíos fuimos siempre blanco de persecución. Di un largo rodeo y terminé respondiendo que a mí también me habían enseñado la historia de
la creación según la Biblia, que yo, seguramente como ellos, tomaba al pie de la letra el relato, y que cuando en el mundo sólo existían cuatro personas, Adán, Eva, Caín y Abel, y Caín mata a Abel, liquida entonces en ese acto ni más ni menos que al 25 por ciento de la humanidad. De modo que éste es el crimen más
feroz, una proporción jamás alcanzada en ninguna guerra, ninguna catástrofe o epidemia. Y ese crimen es anterior a la existencia de los judíos, los musulmanes, los cristianos, anterior a la esclavitud, a las nacionalidades o las clases sociales; no estuvo motivado ni por el oro, ni el petróleo o el trigo; es un crimen que parece fundar la lógica de las generaciones y la historia. Esta lectura de Caín y Abel, atendiendo precisamente a su carácter simbólico, me
permitió poner a los jóvenes en la pista de que quizá no sea central responder por la causa que explica la persecución de un grupo particular por otro, ponerlos en la pista de que, a mi modo de ver, la gran pregunta es por el rasgo elemental del crimen, por aquello que hace de la violencia un factor esencialmente necesario y constitutivo. Se conmemora en esta fecha el 60º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, la derrota del nazismo. Y los
judíos conmemoramos los 60 años de la Shoá. No sé por qué el pueblo alemán no celebra en esta fecha el sesenta aniversario de lo que llamo sin ironía: el holocausto alemán. Los jóvenes alemanes se ofrendaron como víctimas voluntarias. Alemania estaba convencida, entre otros resortes del delirio colectivo, de que
había que luchar y morir por el Führer, por el Reich, que era deseable y heroico morir por Alemania en los campos de Europa, en la nieve soviética o en África.
Al terminar la guerra no sintieron ningún alivio, cayeron en la bruma de la derrota, no advirtieron que también ellos se libraban de una fe autodestructiva, de la vigilancia de la Gestapo, de los campos de concentración o de la eutanasia obligatoria.
Los judíos no íbamos voluntariamente a la destrucción, quisimos
sobrevivir, hicimos lo posible por sobrevivir en circunstancias absolutamente adversas. Los asesinos planificaron, calcularon sus fines, sus movimientos. Las víctimas no planificaron nada. De un momento a otro uno se encontró en posición de víctima. Aislado, torturado, prisionero, desnudo, rapado, despojado de todo,
de su nombre, de su historia. De un momento a otro las víctimas éramos un número.
Hay infinidad de testimonios de donde sólo surgen la miseria y el
sufrimiento a los que se somete a la víctima. Pero de las víctimas no puede aprenderse nada, o casi nada. Sólo una muy dolorosa lección acerca de lo que un hombre es capaz de soportar para sobrevivir. Los verdugos en cambio tienen un saber articulado en la preparación metódica de sus tareas, en la organización,
en la anticipación y en el rasgo estratégico de sus objetivos. Así ocurrió bajo el nazismo. Desde el ascenso en 1933 a la caída en 1945, los nazis trabajaron infatigablemente en la organización y ejecución de sus fábricas y laboratorios de muerte, con la colaboración y asesoramiento de científicos, médicos,
ingenieros, antropólogos y personal técnico. Tomaron decisiones acerca de quién debe morir y quién debe vivir.
Para saber qué ocurrió en aquella densa tormenta de oscuridad sería de enorme valor rescatar los testimonios personales de los victimarios, el relato confesional de sus experiencias, sus planes.
La guerra es el peor de los crímenes porque revela esa condición esencial y constitutiva de lo humano en la violencia. Pero sin la Segunda Guerra Mundial, que comenzó con la destrucción de Guernica y finalizó con Hiroshima, no hubiera habido Shoá, tanto como sin la Primera Guerra Mundial no hubiera habido genocidio armenio. Hay guerras de las que se habla incansablemente, y otras que caen en olvido y silencio como ocurre actualmente en Sudán, donde ya hay más de trescientos mil muertos y dos millones de refugiados.
Cuando hablo de la planificación de la masacre, cuando señalo la
intervención de intelectuales y profesionales, cuando subrayo que no se trató de una barbarie primitiva sino de una realización muy elaborada y sistemática, estoy refiriéndome a una inevitable pesadilla que todavía me persigue. La idea de que el horror pueda ser ejecutado por una banda iletrada no me inquieta tanto
como la realidad de un crimen colectivo orquestado según normas muy precisas, normas que responden a un alto grado de organización social. Veo en eso, no puedo ver otra cosa, la paradoja trágica de la civilización.

Intelectual, pedagogo y escritor. Sobreviviente de Auschwitz.

LOS JUDIOS DE MONFORTE DE LEMOS Y DE OURENSE

Se dice y de ello me hago eco que fueron grupos de judíos de Monforte de Lemos a repoblar la villa de Ares, cercana a Betanzos, cuya iglesia parroquial de Santa Eulalia conserva arco de herradura, restos del edificio de la antigua sinagoga.

La expulsión de los hebreos de Galicia ocasionó un decrecimiento general y notorio del comercio. La Inquisición actuó duramente en Ourense, dejando el peor recuerdo el inquisidor Gamarra, y su amigo y delator inquisitorial, Pedro Pérez, Y como dice un verso cantado popularmente: " Pedro Pérez ó maís bandullo van os dous hasta á cabo do mundo"
Pero Galicia, la tierra húmeda y verde donde los ganados apacientan relajado con el único ruido de los cencerros, esta tierra puede dar las mejores y las peores notas de la história, como persecuciones inquisitoriales..., hasta masivas emigraciones. Sin embargo, Galicia da a luz los mejores hombres y más destacados de las letras y las ciencias, que suelen quedar olvidados por un tupido velo que preexiste con la soledad de un Pueblo condenado al éxodo; al igual que el Pueblo Hebreo con el cual tiene lazos históricos y de sangre imborrables, pese a las amputaciones documentales y vestigios rotos a mazazos por quienes quieren borrar toda identidad e imponer su régimen. Sólo en Ribadavia en el siglo XIV más de la mitad de sus moradores eran hebreos más de 1.500 israelitas que habitaban el barrio cercano al Miño. Cuando los ingleses del general Lancaster atacaron Ribadavia en 1386, los moradores, sin guarnición militar, se defendieron bravamente, con ayuda de los judíos, que resistieron en la muralla de la Puerta Nueva y el Arrabal. Al cronista Froissart hubo de sorprenderle la encarnizada resistencia de los moradores y los judíos, quienes perdieron oro y plata en grandes cantidades al entrar a saco los ingleses. estos arrasaron la aljama, pero no quemaron la villa entera por creerla útil como plaza fuerte.
La familia Guadalupe alcanzaron elevadas dignidades, y tras convertirse al cristianismo quedaron en Galicia diluyéndose su sangre hebrea con la galega y por se tan meritorios algunos de sus miembros, de los cuales hasta en el siglo XVIII según algunos datos que poseo aún conservaban el apellido Guadalupes investidos con el hábito de San Bernardo en el Monasterio de Montederramo, como lo fue el ilustre archivero fray Guadalupe.
En la genealogía de esta familia ha encontrado el erudito José Santiago Crespo del Pozo, fraile O.M. datos de gran interés:
"Notabilisima familia orensana de la que procedieron famosos médicos de los Reyes Católicos, del Emperador D. Carlos V y del pontífice Adriano. Pasados del judaísmo a la fe católica.
- Juan de Guadalupe, protomédico de sus Altezas los Reyes Católicos, se había unido en matriminio con doña María de Almeida: t.p.h.a
1. D. Antonio López de Guadalupe, q.s.l.l
2. D. Paulo de Santa Cruz

D. Antonio López de Guadalupe fue doctor, cirujano mayor del Emperador D. Carlos V y su esposa Doña Isabel, asi como del pontífice Adriano. Nació en Castro Caldelas hacia el 1500,-estudió primero en la ciudad de Orense pasando luego a la Universidad de Salamanca para graduarse como doctor en medicina. Antonio conservó su mismo nombre en tanto que su hermano, siguiendo el ejemplo y la costumbre de muchos conversos, tomó el de Pablo de Santa cruz.
El señor Ferro Couselo dice que el Dr. Guadalupe no tuvo al parecer hijos, pero no le faltaron sobrinos. Sentimos disentir -dice el padre Crespo-, pero sabemos los nombres los nombres del célebre médico:
1- D. Pedro López de Guadalupe, q.s.l.l.
2- D. Antonio de Novoa, vecino de Sevilla y natural de Orense, pues éste pidió la certificación de armas de los Guadalupe, por ser hijo del licencoado Antonio López de Guadalupe y porque le pertenecían las Armas contenidadas en el privilegio. Fue entoncs cuando Diego de Urbina, bajo el reinado de Delipe II extendió su certificación en Madrid, a 11-XI-1592".
De esta distinguida genealogía existen lazos de concatenación familiar hasta nuestro días, que en otra ocasión aportaré mas datos a tenor del interés mostrado por los lectores y redactores de esta gran comunidad virtual: Filos de Galicia.

Nota: Puedo disponer de los padrones del servicio real de Monforte de Lemos del año 1.556, donde los hijos de aquellos conversos en aquella épocas vivian en aparente paz, dentro de la sociedad monfortina.

Antonio Valcarcel Domínguez de Mazaira,
Investigador Genealogista.