El
"nach" del "puchero de domingo"
Los
sefarditas en Yucatán por Fernando Espejo
Hace
unas cuantas semanas hablaba de "El puchero del domingo".
Una
historia
gozosa -y golosa- que también sugería la posibilidad de que este
guiso
tuviera orígenes judíos sefarditas. ¿Cómo se "convirtió"
de la
comida
tradicional del Sabath -"que en aquel día no se debía encender
fuego
ni cosa ninguna más de aquello que quedase guisado el viernes
antes"...-
en nuestro tradicional puchero dominical?. Habría que comenzar por
el principio.
En
los tiempos de Adriano, 172 d.C., el Emperador romano nacido en la
famosa
Itálica -Sevilla-, fueron enviadas a la península Ibérica
cuarenta
mil familias de la tribu de Judá y diez mil de la de
Benjamín...-después,
como siempre, fueron llegando sus miles de parientes-. Se asentaron,
igual que los fenicios, a las orillas del Mediterráneo y fueron
adentrándose hasta trabar relación con los reyes visigodos del
norte... En la corte de Alfonso el Sabio los judíos ocupaban un
lugar destacado en el consejo del reino... pero desde ahí se les
comienza a limitar: "Que non casen con mujeres cristianas, que
non tengan esclavos desta religión nin posiciones con jurisdicción
sobre los mesmos cristianos... que estos non deben facer vida en casa
de judíos, nin las cristianas con los hebreos yacer...".
Sin
embargo, ahí se quedan, generando riquezas y cultura -Maimónides-,
y
se reproducen y se hacen de grandes fortunas. Algunos ocupan altos
cargos,
y hasta llegó a decirse que no había familia noble que no tuviera
alguna
sangre judía en sus ascendientes "de lo que no se salvaban ni
obispos,
ni arzobispos, ni inquisidores". "En 1496 -dice Menéndez y
Pelayo-
el Rey de Portugal don Manuel, hizo bautizar por la fuerza a cientos
de judíos -ya habían sido expulsados antes de España- con el fin
de que no se salieran del reino sus tesoros"... "Cuando
Felipe II vinculó la corona portuguesa a la española, en 1580,
emprendió una campaña para extirpar el judaísmo, y huyendo de la
Inquisición buscaron el camino de las Indias...". De entonces,
a finales del XVI se realiza un verdadero éxodo de judíos a la
Nueva España y al Perú. Una larga lista de apellidos encabezada por
los de más fuerte olor a humazo de pabilo, como aquellos Santa
María, Santángel, Espíritu Santo, de la Iglesia, de la Cruz,
etc... y otros muchos, igual, terminados en es y zetas, de total
apariencia castiza. América se llenaba de conversos tanto de los
sinceros como de los fingidos (marranos). Los sefarditas. Gente que
aún guarda -en lugar visible- la llave de la casa que dejaron en la
judería de Toledo, de Córdoba o de Sevilla, y a la que algún día
volverán .Gente que todavía habla en sus casas -y escribe
bellísimos poemas- en el español de los tiempos de la partida...
-en México hay una colonia grande- a pesar de vivir siempre
pendientes... como aquel ejemplar versito de Sem Tob ben Yitzac, que
describe -en el siglo XIV- la inseguridad de los judíos ante una
sociedad siempre hostil. "Por nacer en espino/ la rosa, yo non
siento/
que pierde, nin el buen vino/ por salir del sarmiento.../ nin vale
el
azor menos/ por nacer en vil nido/ ni los exemplos buenos/ por los
decir
judío..".
Bajo
el cobijo de una conversión insincera seguían viviendo donde
quiera
que fuese, según su ley: ... "y guardar el séptimo día, en
memoria de la creación del mundo, en que Dios después de criadas
todas las cosas había descansado... y vestir camisas limpias y de
fiesta -como la ropa dominguera que decimos nosotros- ni comer tocino
y otras cosas de puerco -los puercos eran hombres malditos de Dios-,
porque el animal que rumiaba la comida se debía de comer y no el que
no la rumiaba, ni pescado sin escamas, ni carne de ningún animal de
pezuña hendida si no
rumiaba...",
etc. Marranos, porque por salvar la vida en fingimiento echaban al
puchero -la olla- toda clase de carnes: Puchero de gallina, de puerco
y de res...
Todo
esto lo cuento porque me ha llegado un correo de un muy estimable
lector, del cual transcribo en algunos fragmentos guardándome su
nombre: "El pasado domingo leí su articulo en el Diario de
Yucatán sobre el puchero y su posible origen judío, y qué acierto
tuvo usted en referir este origen a tan sabroso guiso. Yo desciendo
de una familia sefardita que llegó hace ya muchos años a Yucatán.
De hecho seguimos siendo judíos y continuamos con los rezos del
Shabat, en la intimidad de la familia, y es verdad... aún recuerdo a
las hermanas de mi bisabuela preparando el "tajin", "chunt"
o puchero, desde la mañana del viernes, para que estuviera lista la
cena del Shabat Menciona usted también que muchos conversos llegaron
a Yucatán. Como le mencioné, a pesar de eso, mi familia se ganó un
nombre en la sociedad yucateca. Aparentemente católicos mantuvieron
muchas tradiciones y rezos... y sé de otras tantas que estaban en
las mismas condiciones.. de hecho muchas más, pero no sé que fuera
de éstas y si continuaron o qué pasó... Si sabe de mas personas en
esta situación o que tengan ascendencia judía, le agradecería me
lo hiciera saber. Gracias.
Termino
con otro poema del mismo Sem Tob y se lo regalo a mi amable
amigo:
"Cuando se seca la rosa/ que ya su sazón sale/ queda el agua
olorosa/
rosada que mas vale". Un abrazo.- Coyoacán, México, D.F.
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