jueves, 15 de enero de 2015

El "nach" del "puchero de domingo"
Los sefarditas en Yucatán por Fernando Espejo
Hace unas cuantas semanas hablaba de "El puchero del domingo". Una
historia gozosa -y golosa- que también sugería la posibilidad de que este
guiso tuviera orígenes judíos sefarditas. ¿Cómo se "convirtió" de la
comida tradicional del Sabath -"que en aquel día no se debía encender
fuego ni cosa ninguna más de aquello que quedase guisado el viernes
antes"...- en nuestro tradicional puchero dominical?. Habría que comenzar por el principio.
En los tiempos de Adriano, 172 d.C., el Emperador romano nacido en la
famosa Itálica -Sevilla-, fueron enviadas a la península Ibérica
cuarenta mil familias de la tribu de Judá y diez mil de la de
Benjamín...-después, como siempre, fueron llegando sus miles de parientes-. Se asentaron, igual que los fenicios, a las orillas del Mediterráneo y fueron adentrándose hasta trabar relación con los reyes visigodos del norte... En la corte de Alfonso el Sabio los judíos ocupaban un lugar destacado en el consejo del reino... pero desde ahí se les comienza a limitar: "Que non casen con mujeres cristianas, que non tengan esclavos desta religión nin posiciones con jurisdicción sobre los mesmos cristianos... que estos non deben facer vida en casa de judíos, nin las cristianas con los hebreos yacer...".
Sin embargo, ahí se quedan, generando riquezas y cultura -Maimónides-,
y se reproducen y se hacen de grandes fortunas. Algunos ocupan altos
cargos, y hasta llegó a decirse que no había familia noble que no tuviera
alguna sangre judía en sus ascendientes "de lo que no se salvaban ni
obispos, ni arzobispos, ni inquisidores". "En 1496 -dice Menéndez y
Pelayo- el Rey de Portugal don Manuel, hizo bautizar por la fuerza a cientos de judíos -ya habían sido expulsados antes de España- con el fin de que no se salieran del reino sus tesoros"... "Cuando Felipe II vinculó la corona portuguesa a la española, en 1580, emprendió una campaña para extirpar el judaísmo, y huyendo de la Inquisición buscaron el camino de las Indias...". De entonces, a finales del XVI se realiza un verdadero éxodo de judíos a la Nueva España y al Perú. Una larga lista de apellidos encabezada por los de más fuerte olor a humazo de pabilo, como aquellos Santa María, Santángel, Espíritu Santo, de la Iglesia, de la Cruz, etc... y otros muchos, igual, terminados en es y zetas, de total apariencia castiza. América se llenaba de conversos tanto de los sinceros como de los fingidos (marranos). Los sefarditas. Gente que aún guarda -en lugar visible- la llave de la casa que dejaron en la judería de Toledo, de Córdoba o de Sevilla, y a la que algún día volverán .Gente que todavía habla en sus casas -y escribe bellísimos poemas- en el español de los tiempos de la partida... -en México hay una colonia grande- a pesar de vivir siempre pendientes... como aquel ejemplar versito de Sem Tob ben Yitzac, que describe -en el siglo XIV- la inseguridad de los judíos ante una sociedad siempre hostil. "Por nacer en espino/ la rosa, yo non
siento/ que pierde, nin el buen vino/ por salir del sarmiento.../ nin vale
el azor menos/ por nacer en vil nido/ ni los exemplos buenos/ por los
decir judío..".
Bajo el cobijo de una conversión insincera seguían viviendo donde
quiera que fuese, según su ley: ... "y guardar el séptimo día, en memoria de la creación del mundo, en que Dios después de criadas todas las cosas había descansado... y vestir camisas limpias y de fiesta -como la ropa dominguera que decimos nosotros- ni comer tocino y otras cosas de puerco -los puercos eran hombres malditos de Dios-, porque el animal que rumiaba la comida se debía de comer y no el que no la rumiaba, ni pescado sin escamas, ni carne de ningún animal de pezuña hendida si no
rumiaba...", etc. Marranos, porque por salvar la vida en fingimiento echaban al puchero -la olla- toda clase de carnes: Puchero de gallina, de puerco y de res...
Todo esto lo cuento porque me ha llegado un correo de un muy estimable lector, del cual transcribo en algunos fragmentos guardándome su nombre: "El pasado domingo leí su articulo en el Diario de Yucatán sobre el puchero y su posible origen judío, y qué acierto tuvo usted en referir este origen a tan sabroso guiso. Yo desciendo de una familia sefardita que llegó hace ya muchos años a Yucatán. De hecho seguimos siendo judíos y continuamos con los rezos del Shabat, en la intimidad de la familia, y es verdad... aún recuerdo a las hermanas de mi bisabuela preparando el "tajin", "chunt" o puchero, desde la mañana del viernes, para que estuviera lista la cena del Shabat Menciona usted también que muchos conversos llegaron a Yucatán. Como le mencioné, a pesar de eso, mi familia se ganó un nombre en la sociedad yucateca. Aparentemente católicos mantuvieron muchas tradiciones y rezos... y sé de otras tantas que estaban en las mismas condiciones.. de hecho muchas más, pero no sé que fuera de éstas y si continuaron o qué pasó... Si sabe de mas personas en esta situación o que tengan ascendencia judía, le agradecería me lo hiciera saber. Gracias.
Termino con otro poema del mismo Sem Tob y se lo regalo a mi amable
amigo: "Cuando se seca la rosa/ que ya su sazón sale/ queda el agua
olorosa/ rosada que mas vale". Un abrazo.- Coyoacán, México, D.F.


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