PITÁGORAS
LABERINTO
DE RECTAS, SU FAMOSO TEOREMA
“EL
CUADRADO DE LA HIPOTENUSA DE UN TRIANGULO RECTÁNGULO ES IGUAL A LA
SUMA DE LOS CUADRADOS DE LOS CATETOS”
Pitágoras, uno de los filósofos griegos más
eminentes de la Antigüedad, estableció una teoría según la cual
los números eran el principio fundamental de todas las cosas y la
única vía posible para esclarecer el enigma del universo. Fundó
una especie de comunidad científico-religiosa en la que el estudio
de las matemáticas era considerado como un camino de
perfeccionamiento espiritual y puso todo su empeño en transmitir a
sus alumnos el razonamiento deductivo. Su escuela tuvo numerosos
seguidores y fue el origen de una cadena de sabios que se prolongó a
través de Platón y Virgilio hasta la Edad Media. De echo, hoy día
esta considerado por los estudiosos como el padre de la numerología
medieval, que tan al pie de la letra había seguido Dante Alighieri
en la Divina Comedia. Y fue él, Pitágoras, quien estableció la
famosa clasificación de las matemáticas que se prolongaría por más
de dos mil años en el llamado QUADRIVIUM de las ciencias:
Aritmética, Geometría, Astronomía y MÚSICA. Sí,Música, porque
Pitágoras vivía obsesionado por explicar matemáticamente la ESCALA
MUSICAL, que entonces era un misterio para los seres humanos. Estaba
convencido de que los intervalos entre las notas de una octava podían
ser representados mediante números y trabajó intensamente en este
tema durante la mayor parte de su vida
Hasta que un día, cuenta la
leyenda..............
Los
pitágoros fueron los primeros en definir el cosmos como una serie de
esferas perfectas que describían órbitas circulares ¡La teoría de
las nueve esferas y los siete planetas hasta entonces conocidos:
SATURNO, JÚPITER, MARTE, MERCURIO, VENUS, SOL, LUNA......!
Pitágoras
sostenía que los siete planetas, al describir sus órbitas, emitían
unos sonidos, las notas musicales, que creaban lo que él llamo la
ARMONÍA DE LAS ESFERAS. Ese sonido, esa música armoniosa no podía
ser escuchada por los humanos porque estábamos acostumbrados a ella
desde nuestro nacimiento. Es decir, que cada uno de los siete
planetas emitía una de las siete notas musicales, de DO al SI.
Cierto
día, mientras Pitágoras paseaba por la calle, escuchó unos
golpeteos rítmicos que le llamaron poderosamente la atención. El
ruido procedía de una herrería cercana hasta la cual el sabio se
aproximó, atraído por la musicalidad de los golpes de los martillos
sobre el yunque. Estuvo allí bastante rato, observando cómo
trabajaban los herreros y cómo utilizaban sus herramientas y se dio
cuenta de que el sonido variaba según el tamaño de los martillos,
Pitágoras
descubrió la relación numérica entre las notas musicales, las
mismas notas musicales que emitían los siete planetas al girar
alrededor de la TIERRA.
Pitágoras
estaba equivocado, la LUNA no es un planeta y ningún astro emite
notas musicales mientras siguen su órbita, que, por cierto no es
redonda, sino elíptica.
En
realidad los griegos dividían las notas en TETRACORDIOS, ya que las
nuestras, DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI, tienen origen en la primera
sílaba de cada verso de un himno medieval dedicado a SAN JUAN.
Encontró
la relación numérica entre el peso de los que tenía y así pudo
deducir el peso de los que le faltaban. Se los hizo confeccionar y
los siete sonaron como recién afinados. El martillo que hacía sonar
el DO pesaba exactamente el doble del que hacía sonar el DO de la
octava siguiente. , o sea que el DO más agudo lo producía el
martillo que pesaba la mitad del que producía el DO más grave.
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